El 11 de marzo teníamos que hacer bastantes kilómetros 262 y varias paradas previstas en ruta.
Salimos del camping en dirección a Punakaiki para ver las Pancake Rocks and Blowholes Track, es el nombre del camino circular que te lleva hasta las Pancake Rocks, es un paseo de unos 20 minutos.
Toda la carretera que va bordeando el mar antes de llegar a las Pancake es espectacular, paramos en un mirador que se llama Irimahuwhero Lookout, que si hacéis esta carretera no os podéis perder.
En las Pancake hay un parking enorme con zona para autocaravanas, no creo que tengáis problemas para aparcar. Este día comimos en la zona, hay un restaurante con pizzas y poco más, suficiente para la parada en camino. Además, nos fue muy bien porque al acabar el recorrido del track de las Pancake nos empezó a chispear y al llegar al restaurante cayó el diluvio universal, nos sirvió para esperar a que amainase un poco.

Una vez dejó de diluviar seguimos camino hacia Greymouth. Durante todo el camino estuvo lloviznando. Y al llegar a Greymouth seguía igual así que decidimos parar antes de llegar al Holiday Park y tomarnos una cervecita en un local muy típico de la ciudad, en el Monteith’s, donde sirven cerveza local. Pedimos una degustación de tres cervezas. Todas muy buenas. La última parada del día ya era el Holiday Park, Greymouth Top 10, Superior, muy correcto. Este camping ya empezaba a estar bastante llenito. El precio por la noche fue de 98,94NZ$ (nos cobraron 1,94 de fees). Lo mejor del camping es que tiene salida al mar, como una playa con piedras con unas vistas maravillosas.
El día siguiente, 12 de marzo, también era largo, 330 kilómetros con bastantes paradas antes de llegar a nuestro destino en Haast. Queríamos hacer alguna de las caminatas hasta el inicio de alguno de los glaciares, no sabíamos si nos iba a dar tiempo a hacer los dos y después el Lago Matheson y su reflejo perfecto, para esto último necesitábamos un día de mucho sol y no fue el caso. Llegamos hasta uno de los puntos donde salen algunos de los senderos que te llevan hasta el inicio de la lengua del glaciar Franz Josef. Nosotros hicimos el más fácil ya que estaba lloviznando y hacia bastante frio, lo que hacía que la caminata fuera poco agradable, hicimos la de 30 minutos. El parking es enorme y tiene zona para autocaravanas. Os dejo un enlace con todas las posibilidades de caminatas / paseos que se pueden hacer.
Al llegar al Glaciar Fox la lluvia era algo más intensa así que no paramos y seguimos hacia el Lago Matheson.
Una vez allí tienes que dejar el coche en un parking bastante grande con zona para autocaravanas y hay varios recorridos para hacer, nosotros escogimos el más largo que es de una hora y media y da toda la vuelta al lago. Había dejado de llover, aunque seguía el cielo muy encapotado. La verdad que esta caminata fue estupenda. Al llegar a la zona donde debíamos ver el reflejo perfecto no pudimos verlo debido a la gran cantidad de nubes, así y todo, el lugar bien vale la pena.

Una vez terminado el paseo continuamos hacia el Holiday Park previsto para pasar la noche. Sobre este camping tengo que decir que es el peor de todos los que hemos estado, realmente horrible, no muy grande pero llenísimo y tenías las otras autocaravanas totalmente pegadas a la tuya. Además, la zona de servicios bastante nefasta. La zona del comedor/ cocina muy tremenda, las barbacoas todas quemadas, los baños de horror. Una pena. El camping en cuestión es el Haast River Motel, por la noche pagamos 92NZ$. Escogí este camping por la distancia recorrida, si hubiera querido llegar a otro donde poder recargar electricidad y agua hubiera significado tener que hacer muchos más kilómetros y como ya os he comentado no hay que hacer muchos más de 300 kilómetros por día.
El 13 de marzo teníamos previstos unos 210 kilómetros, llegar hasta Queenstown con paradas varias por la ruta. La primera parada era el Lago Wanaka y la visita a su famoso árbol en el lago. El día estaba algo nublado, pero no llovía y la temperatura era agradable. Llegamos al lago e hicimos las fotos de rigor. Una vez en el pueblo buscamos donde poder comer y dimos con un restaurante italiano, no muy grande y algo escondido que nos encantó, Francesca.

Después de comer seguimos camino hacia nuestra siguiente parada Cardrona Bra Fence. En la localidad de Cardrona se encuentra una valla que está llena de sujetadores, ya os haré una entrada explicando un poco más sobre esta rara “atracción”.
Nuestro siguiente punto era el puente donde se originó el bungy jumping o puenting en el Kawarau Suspension Bridge, para llegar hasta ahí hicimos una carretera espectacular la Crown Range Road y hay un mirador que es magnífico, se puede ver Queenstown a lo lejos. Ojo porque la pendiente es muy grande.
Una vez llegamos al bungy jumping paramos para ver si saltaba alguien, tuvimos la suerte que vimos saltar a dos personas, impresionante.
Nuestra siguiente parada fue Arrowtown. Es un pueblo muy cuco, bueno, la verdad que es solo una calle. En las fotos se ve muy bonito, luego en la realidad decepciona un poco. Si vais un poco pegados de tiempo no creo que valga la pena desviarse.
Y por fin llegamos a Queenstown, nada más llegar, antes de ir al Holiday Park, como íbamos bien de tiempo decidimos ir al Skyline Gondola, es carito, pero vale la pena gastarse los 52NZ$ por persona que cuesta. Lo aconsejo si vais a Queenstown. Las vistas son increíbles.

Después de esta visita, ya si nos dirigimos hacia el camping. El mejor de todos los que hemos estado en Nueva Zelanda, y era el único que íbamos a repetir. Había reservado sitio justo en la zona delante del lago. Las vistas desde nuestro ventanal al lago mientras cenábamos o desayunábamos no tienen precio. El Holiday Park se llama Driftaway Queenstown, y el precio fue de 159,12 (incluidas 3,12 de fees). Los baños eran una pasada, la zona de comedor / cocina espectacular con unas vistas al lago que quitaban el hipo, las barbacoas impecables y buena cantidad de ellas. En fin, que si vais a pasar la noche en Queenstown os aconsejo este lugar.
Al día siguiente 14 de marzo íbamos a hacer muy pocos kilómetros, solo 172. Yo hubiera querido llegar hasta el Holiday Park que hay en Milford Sound, pero un mes antes ya no había sitio, para encontrar sitio hay que reservarlo entre dos meses y dos meses y medio antes. Solo hay uno y muy pocas plazas y hay muchos turistas. Es uno de los sitios más visitados de Nueva Zelanda.
Teníamos contratado el barco para ver el fiordo de Milford Sound el 15 de marzo y queríamos dormir cuanto más cerca mejor, lo más cercano con opción a enchufe de electricidad y agua era en Te Anau.
Una vez allí intentamos ver las cuevas de luciérnagas (Glowworm Caves) pero ya no había entradas para esa tarde, estaban todas vendidas. Tenía que haber comprado las entradas con antelación, pero no tenía muy claro si era una atracción que queríamos hacer o no. Fue una decisión de último momento y está claro que hay que llevarlo todo comprado con anticipación.
Las Glowworn Caves o cuevas de luciérnagas más conocidas en Nueva Zelanda están en la Isla Norte, en Waitomo, por la zona de Rotorua. Sin embargo, esas ya sabíamos que iba a ser imposible visitarlas ya que nuestra agenda en la Isla Norte iba muy apretada. Buscamos un lugar donde comer y escogimos Bailiez Cafe & Bar. una opción muy acertada.
Después nos fuimos al Holiday Park, resulta que estábamos al lado mismo y no lo sabíamos. Pernoctamos en un camping de la cadena Tasman Holiday Parks en Te Anau, muy correcto y demasiado lleno para mi gusto, con un precio de 86,83NZ$ (1,83 de fees, la verdad que no acabo de entender la diferencia de fees entre unos lugares y otros). Una vez en el camping nos empezó a lloviznar, pero como estábamos tan céntricos en el pueblo, a la hora de cenar decidimos salir a tomar algo. Nos costó encontrar donde hacerlo, estaban todos los restaurantes llenísimos, se notaba que el lugar es el punto anterior para entrar en Fiordland y hay muchísima más gente. Al final nos dieron mesa en una pizzería que se llamaba Paradiso, llegamos empapados ya que durante la búsqueda empezó a llover más y más. Cenamos muy bien, aunque muy lento. El local estaba a reventar y mesa que se vaciaba mesa que se llenaba. La cocina no daba abasto.
Cuando regresamos al camping seguía diluviando y aunque íbamos con chubasqueros llegamos mojadísimos, aprovechamos los secadores de pelo de los baños para secar toda la ropa que se nos había mojado.
Al día siguiente debíamos salir muy pronto ya que nos esperaba un largo camino hasta Milford Sound.
